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Al norte del sur., Spain
En el norte del sur del centro del mundo, no hace frío, ni calor. Se podría decir que se está bien, aunque el clima no es confortable. Dejémoslo, no obstante, como está; por si las moscas.

sábado, 6 de diciembre de 2008

A contrapuente





Ahora que todos se van, yo vengo.

El lado izquierdo de la calzada semeja una hecatombe rabiosa, que se precipita en forma de cascada, cae en picado, de la montaña hasta el mar. La vía derecha, en cambio, parece hoy por estrenar. Toda para mí solito. Es verdad que me dejo llevar en autobús; pero es como si fuera en coche y me basta imaginar que bajo las ventanillas para ir en bicicleta. Y ahora la carretera es un horizonte bajo mis pies; un alambre en linea recta por donde asciendo, procurando no caerme, desde la playa hasta el mar. Ese otro mar, que siempre me espera; hundido en las faldas de la montaña.

O sea, que vuelvo a volver; a destiempo. Me revuelvo a contrapuente. En ocasiones así, es sabido que resulta conveniente y hasta imprescindible, tener a mano libretilla y boli. Y yo voy bien equipado; por lo tanto, me aderezo, me arrebujo y alzo el vuelo; no sin antes conectar el piloto automático. Y es ahora cuando el horizonte se aparece, desde arriba, como un óvalo ferpecto; el achatado ferpil de una sandía espachurrada, un imposible supoxitorio ambidextro; el inagotable auraaahhhh ah, ah, ah, de un limón por exprimir.

Y tánto subo, y subo tanto...que apenas demoro en quedarme sopa; a trompicones. Y entre trompicones sueño...por ejemplo cómo salto sin carrerilla ni pértiga de una orilla a otra del Amazonas. Cómo abrazo en un sólo gesto todo el verde de la selva, y resulta ser una lechuga, con la que enveneno a mi canario. Cómo hablo, por ejemplo, sin hablar, desde mi ojo izquierdo a ese labio. O por ejemplo cómo escapo, con todo mi corazón, a tus asuntos. Y cómo, ésto es mágico, él (mi corazón en sueños) me rescata. Y cómo, yo, en sueños también lo rescato. El sueño resulta ser muy profundo y bastante confortable.

Se diría casi comatoso. Me despiertan en el último momento ciertas turbulencias que acosiona el autobús, al aterrizar sin tren de aterrizaje en pleno aguacero. Y es que hace muy mal tiempo. Como bienvenida el Yeti. Porque aquí no queda nadie; salvo yo, y el puente; por ese orden.

Y es ahora cuando dejo de soñar, y me doy cuenta de que no me queda otra que correr a casa y fundirme en un abrazo interminable con la chimenea.

Pero eso sí. Con todo el orgullo a prueba de las más familiares intemperies. Y el hígado, a prueba de tí, navidades.








 
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3 comentarios:

Tempus fugit dijo...

"conveniente y hasta imprescindible, tener a mano.." De acuerdo si haces referencia a la canción de Serrat :)
Te has olvidado de decirnos de qué color era la pastilla, porque la Biodramina no tiene esos efectos..jeje:)
Coñas aparte, siempre mejor así que no enmedio de una multitud moviéndose a paso de borrego.


un abrazo.

libertad dijo...

jajaja...es que es divertido,no me digas. Qué foto más chula!!! Me encanta.
Un besillo, guapo

Elendaewen dijo...

Ho ho ho... ?

Felices Fiestas =)