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Al norte del sur., Spain
En el norte del sur del centro del mundo, no hace frío, ni calor. Se podría decir que se está bien, aunque el clima no es confortable. Dejémoslo, no obstante, como está; por si las moscas.

sábado, 31 de enero de 2009

Paisaje interior

Huerto compacto, penumbra leve de clausura. Recogimiento y encierro. Calma.

Sobre la mesilla de noche una lámpara apagada, un reloj de pulsera y un viejo metrónomo de pirámide coronado azarosamente con unas medias de seda. La tímida voz de un clarinete, garabateando con desgana desde un extremo alejado, se amalgama con el ocre retrogusto de la cera en combustión, confiriendo a la atmósfera una densidad turbia y dulzona, de habitación sumergida. Un raquítico galán de noche aporta cierto toque impertinente, como un esqueleto abandonado al borde de la cama, desde donde se desprende un rumor amortiguado, un opaco ronroneo, como una intangible brisa. Por los suelos, ropa amontonada.

Dos luceros pendulean navegando a la deriva por el largo de la almohada, emergiendo como antorchas de entre una densa maraña; un palpitante amasijo en el que se intercalan hebras de ébano y briznas de paja. Dos pupilas dilatadas que devoran sin espasmo el tenue resplandor que reverbera en los muros, salpicado de luciérnagas desenfocadas levitando sobre racimos de velas que se multiplican al calor de los espejos. Y hay un tímido roce; un sutil mariposeo de pestañas que desprende y desparrama diminutas gotas de lava sobre una frente clara, acrecentada, moteada de estrellitas.

Los párpados son sellados brevemente con un fino lacre de espuma. Una ola de punta afilada desciende en barrena hacia la garganta, celebrando un cráter, hollando pautas en las mejillas alborotadas. Y allí se embisten las bocas, en el delirio balsámico de fundir dos salivas encontradas, pujando por declamar rimas aparatosas en franca guerra poética; groseros endecasílabos cargados de consonantes.

Las rodillas ceden, las piernas se alargan. Una nuca doblegada se deja vencer por la muelle hondonanda del colchón, mientras la otra resbala; cae, girando sobre sí misma, sorteando orografías encrespadas a la busca del anillo de Saturno. Escala lomas y bordea cordilleras, aferrándose a las cumbres con los dientes; pero es inútil, sigue cayendo absorbida por una fuerza centrífuga que le arrastra hacia su vórtice; un centro, una lanzadera de despegue. Plataforma lunar que se acomoda todavía, y se abre a las orugas secantes de unos labios encendidos.

En el techo, mutantes sombras fagocitan los débiles estertores de unas pocas velas moribundas.


2 comentarios:

Tempus fugit dijo...

¿Tú te crees que puedes poner este post un sabadonoche y uno se puede ir luego a dormir, y punto?
¡Serás cabronazo! (desde el cariño, sin ánimo de ofender)

un abrazo... ains....

Gwynette dijo...

Jajajaja...uy, perdón !.. es por leer a De cenizas !!! :) :)

Ni un sábado noche, ni leerlo un lunes por la mañana...que lo que é, é !!! O_O

Lo has escrito precioso, nene!! .^_^.

Un besito conmovido :)